Libra

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Libra

El otro como espejo

Ficha Técnica

Elemento: Aire
Quadruplicidad: Cardinal
Polaridad: Masculino/Positivo
Regentes: Venus y Saturno

Conceptos clave

El equilibrio entre el día y la noche (equinoccio), la armonía, la civilización (o su ausencia).
Las relaciones contractuales, los vínculos formales.
El otro como espejo necesario de uno mismo.
El contacto con el otro como expresión de la mente.
La capacidad de ponerse en el lugar del otro (al menos intelectualmente).
El difícil equilibrio entre lo mental y lo emocional en la relación con el otro.
La consciencia de la dificultad inherente a los procesos de toma de decisiones.
La incertidumbre como forma de vida.
Órgano: los riñones y las glándulas suprarrenales. La región lumbar.

Libra: los orígenes

Durante la primera mitad del zodiaco (de Aries a Virgo) el individuo se forma a partir de la energía amorfa pero rompedora de Aries hasta llegar a la formación de un individuo completo en Cáncer que se reconoce en toda su unicidad y creatividad personal en Leo y termina por integrarse para poder encontrarse con el mundo exterior en Virgo donde aprende aprende a satisfacer las demandas de funcionalidad y de supeditación del individuo a las necesidades del mundo. En Libra comienza la segunda parte de este gran viaje con la integración de la persona en una realidad que va mucho más allá de si mismo. En este contexto, Libra significa el primer (y más simple) contacto con esta realidad social: las relaciones interpersonales, de persona a persona. Este ciclo continúa creciendo en complejidad hasta llegar a la fusión última de Piscis en la que el individuo integrado socialmente se disuelve en una realidad que está mucho más allá de lo humano: la unión mística con el universo.

Virgo representa la necesidad de hacer funcionar al individuo solar (Leo) dentro del sistema, Libra va más lejos que Virgo y trata de lograr el equilibrio del sistema y para ello su fórmula secreta consiste en hacer que los individuos operen en armonía entre sí. Libra da por supuesto que si las relaciones entre personas están regidas por normas claras, justas y objetivas evitaremos en conflicto no solo entre personas sino también entre colectivos y naciones. Con Libra el individuo no solo es consciente de sí mismo, sino también del otro como un espejo de si mismo. Es un signo cardinal y de aire, es decir, va a ser muy activo y a tomar iniciativas y desplegar su energía hacia afuera. Va a ir al encuentro del otro (no va a esperar que el otro venga hacia uno). En ese encuentro Libra va a buscar el equilibrio, manifestará sus ideas, pero solo después de haber escuchado al otro, su misión es crear un intercambio sobre el que construir una relación.

Cada signo de la segunda mitad del zodiaco refleja su signo opuesto en la esfera social. Libra lleva a cabo en la esfera social lo que Aries había comenzado en la personal. Es decir, del mismo modo que Aries nos inicia en la vida como individuos liberados del pasado colectivo, Libra nos introduce a la vida social como personas completas e independientes de los condicionamientos familiares.

Libra es el único signo del zodiaco que es representado por un objeto inanimado: la balanza. Esto nos da una pista sobre el carácter profundamente civilizado del signo, y este carácter civilizado es al mismo tiempo una bendición y el origen de muchos de los problemas de Libra: su dificultad para conectar con lo incivilizado, la rabia, los instintos, el lado más emocional e instintivo de lo humano. Y al mismo tiempo manifiestan una capacidad única para “vibrar” al ritmo de otras personas, ponerse en su lugar sin caer en la empatía extrema, ser capaces de entender que el otro es “otro yo”. Cuando este mecanismo básico de Libra falla por cualquier razón Libra nos muestra su sombra bajo la forma de lo incivilizado, lo brutal, salvaje y expeditivo.

Libra continúa el proceso de toma de conciencia de las necesidades del mundo exterior y de nuestra capacidad para satisfacerlas que inició Virgo, Libra transforma esta relación funcional con el mundo en una relación de interdependencia, no trata de hacer funcionar el mundo, sino de entrar en relación con el a través del establecimiento de relaciones de interdependencia con los demás como medio para conseguir un funcionamiento ordenado del mundo. Libra está más interesado en el orden que Virgo. El objetivo de Virgo es que las cosas funcionen, y para ello necesita un entorno limpio y ordenado donde las cosas no se mezclen y se pueda discriminar entre un sistema y otro. Por su parte Libra va más lejos y busca conseguir el funcionamiento equilibrado y “bello” del sistema. A nivel personal Virgo está más relacionado con la limpieza y Libra con el equilibrio que encierra la belleza. Virgo busca la funcionalidad, Libra va más allá y desea que además de ser funcional lo que hagamos debe de ser equilibrado y bello.

La balanza representa la misión de Libra: lograr el equilibrio, la armonía. El sentido de justicia (incluso cuando la justicia implica tomar decisiones difíciles) es inherente a Libra y al mismo tiempo una de sus peores pesadillas. En efecto, Libra desearía poder tomar decisiones sin que nadie se sienta discriminado o perjudicado, pero sabemos que eso es imposible, y esto constituye una de las situaciones que este signo trata de evitar, de ahí la reputación de indecisión que acompaña a los nativos de este signo. Libra se debate entre su naturaleza tendente a la justicia y la equidad y el hecho de que, frecuentemente, el tomar una decisión justa puede molestar a algunas personas.

Libra quisiera que la decisión se adoptase sin que se note quien la ha tomado. Pero Libra es un signo cardinal, es decir, va a tomar iniciativas, simplemente va a arreglárselas para que no se sepa quien las tomó. Cuando no pueda conseguir esto puede verse tentado a transferir a otros el peso de la decisión y establecer relaciones de dependencia con quien le libera de esta pesada responsabilidad.

Libra no es un signo necesariamente pacifista, su tendencia a lograr compromisos y establecer puentes no debe de confundirse con debilidad. De hecho Libra no tendrá problemas para proceder a iniciar procedimientos poco pacíficos cuando siente que se le impone una situación injusta.

Libra es el signo de las relaciones de persona a persona y esto tiñe toda su percepción del mundo. No puede pensarse a sí mismo como un ente separado o solitario. El sentimiento de ser se construye casi siempre como el “ser con”. Esta puede ser una relación antagónica, pero en la mayor parte de los casos Libra tratará de que sea colaborativa. Los nativos de este signo poseen la rara habilidad de convertir en civilizadas relaciones que difícilmente lo serían sino fuera por su capacidad de levantar puentes y fabricar consensos. Libra será el gran constructor de puentes entre personas y colectivos. De ahí su capacidad para un enfoque estratégico de las relaciones humanas y su facilidad para la persuasión.

La búsqueda de Libra de equilibrio y armonía en las relaciones interpersonales se extiende también a su relación con los objetos. Libra necesita percibir también esta armonía en las ropas con las que se viste, los objetos que le rodean, las situaciones en las que se implica. El sentido de la belleza de Libra no es emocional; huirá de estridencias, expresiones demasiado personales y dramáticas. La persona de Libra expresará de forma natural una cierta elegancia y refinamiento así como un sentido muy acendrado de la cortesía y las buenas maneras. Su sentido de la belleza es formal, no material. Libra está enamorado de la belleza pero este es un amor mental, intelectual. Está también enamorado del amor, pero es un amor como postura artística o estética.

Libra está regido por Venus y Saturno, de hecho es el único signo que manifiesta claramente la influencia de estos dos planetas. Como tal, Libra es el signo de los contratos (el matrimonio es fundamentalmente un contrato). Un contrato no es más que un acuerdo (Venus) cristalizado y formalizado oficialmente (Saturno). De ahí la frustración de los Libra con las personas que no respetan lo que se había acordado. Estos contratos no tienen porque ser escritos, pueden ser tácitos (las normas de buena conducta, cortesía, convivencia) pero para ellos son igualmente formales y requieren cumplimiento. El sentido de la justicia de Libra no es tanto un sentido de justicia ideal y humanística (esto se da con más claridad en Acuario), sino de justicia con respecto a la Ley o al contrato (formal o tácito).

Para Libra lo importante es la estructura mental sobre la cual se va cimentando la relación: el sentido de corresponsabilidad, de simetría, equilibrio y de claridad en las relaciones. El lado emocional en las relaciones puede ser su talón de Aquiles ya que tiende a percibirlo como confuso, caótico y a no entender las demandas emocionales de una relación (o a temerlas, ya que pueden poner en peligro el equilibrio ideal/mental sobre el que reposa la estructura de la relación). Hay que notar que el órgano regido por Libra es el riñón cuya función es filtrar los líquidos en nuestro cuerpo (emociones).

Símbolos, mitos y rituales Librianos

Uno de los mitos más cercanos a Libra es el de Paris, hijo de Priamo rey de Troya que se ve obligado a elegir entre Hera, Atenea y Afrodita en su disputa por ver quien era la más atractiva de las tres.

Paris como casi todos los héroes es abandonado en su infancia por su madre (símbolo de la necesidad de separación del héroe de sus raíces y de su zona de seguridad). Paris creció en el monte adoptado por un pastor y pronto destacó por su belleza y su sentido de la justicia.

En el relato anterior, Paris debía de otorgar una manzana de oro (símbolo de la sabiduría, del árbol del bien y del mal) a la que juzgase más bella de las tres. Cada una le ofrece una serie de prebendas: Hera le ofrece poder y riquezas, Atenea éxitos militares y Afrodita el amor de la mujer más bella del mundo.

Como buen Libra, Paris quiso evitar una decisión que le hubiera enemistado con al menos dos poderosas diosas, así que decidió partir la manzana en tres trozos y dar uno a cada una de ellas, pero Zeus no estuvo de acuerdo con esto y le obligó a elegir. Paris no se sentía especialmente atraído por las hazañas bélicas ni por el poder y el dinero así que se quedó con el amor. Afrodita le hizo enamorarse de Helena, a la sazón esposa del rey de Esparta Menelao e hija de Zeus. Lo que sucedió a continuación es historia.

El héroe de Libra no trata de afirmarse en el mundo, de hecho pasa a segundo plano después de que su decisión desencadene una tragedia (la guerra de Troya). Esta parte del mito revela el terror de Libra a tomar decisiones por su miedo consciente o inconsciente de que la decisión va a abrir una caja de Pándora y causar daños sin límite. Este es el miedo central de Libra (y el desencadenante de sus mecanismos de defensa): ¿y si tomo la decisión equivocada y como resultado de ello el frágil equilibrio en que se sustenta el mundo se ve alterado y el caos se apodera del mundo?. Pero la moraleja de esta historia es que el evitar tomar decisiones o el tratar de hacerlo sin molestar a nadie implica siempre un alto precio.

El héroe de Libra solo puede comenzar su camino cuando algo ha muerto dentro de él: su parte egóica, meramente personal. Su valor no es del guerrero en el combate (escapa de morir a manos del celoso marido de Helena con la ayuda de su protectora Afrodita). Su combate es con él mismo, con su indecisión, con su atracción hacia Helena (el “amor perfecto”). El lado femenino de este mito, Helena, nos aporta también una enseñanza fundamental sobre Libra: el potencial destructivo de la búsqueda del amor por el amor, del “amor perfecto”. En efecto, Helena continúa su búsqueda de la “relación perfecta” con sucesivas parejas, pero solo consigue su perdición y la de sus hijos.

El mito de Tiresias nos ofrece una versión más evolucionada y madura de Libra. Tiresias sorprende a dos serpientes copulando y al ser atacado por ellas mata a la hembra y como consecuencia es convertido en mujer. Hay que notar que la serpiente es el símbolo de la sabiduría oculta, mágica. Al matarla Tiresias se apropia de ella y así conoce su opuesto: lo femenino logrando la integración libriana de los opuestos. En su vida como mujer Tiresias se convierte en una experta instructora en el amor físico. A cabo de 7 años (un cuarto del ciclo de Saturno, el periodo básico de maduración) Tiresias vuelve a sorprender a otras dos serpientes copulando. Esta vez mata al macho y se convierte de nuevo en hombre, completando así el ciclo libriano de integración de los contrarios y vuelta al ser original.

Debido a la sabiduría adquirida en su condición de hombre y mujer, y de su buen juicio, Zeus decide consultarle para que zanje en una disputa con su mujer Hera. Para justificar su promiscuidad sexual Zeus sostenía que la mujer experimenta mucho más placer en las relaciones sexuales y que por tanto estaba justificado que el hombre tuviera muchas más relaciones. De nuevo el héroe Libra tiene que hacer frente a una decisión que no va a hacer feliz a todo el mundo.

Tiresias contestó que si se divide el placer en diez partes, el hombre solo gozaba de una y la mujer de nueve. Obviamente Hera se enfureció con esta respuesta y presa de cólera lo dejó ciego. Para compensarlo Zeus le concedió el don de la profecía y de la visión interna así como la comprensión del lenguaje de los pájaros y una larga vida.

Tiresias simboliza la capacidad del Libra maduro de ser consciente de que toda decisión tiene consecuencias y que hay que asumirlas, así como su capacidad de ser alternativamente hombre y mujer nos indica la capacidad de Libra de feminizar al hombre y masculinizar a la mujer (es decir, de equilibrarlos internamente). Este es el circuito energético de Libra: ser una cosa y su contraria, moverse del yo que soy yo al yo que eres tú y encontrar en este movimiento la esencia de mi ser.

Los mecanismos de defensa de Libra

La entrada en contacto con el otro es siempre una entrada en la oscuridad. El otro trae consigo también su sombra, sus instintos y emociones y es ahí donde Libra se siente especialmente desprotegida y vulnerable. Libra representa la entrada en el equinoccio de otoño e implica esta confrontación con la oscuridad.

Libra va a buscar la comprensión intelectual de los mecanismos sociales y sobre todo los de interrelación entre personas. La prioridad es encontrar un orden social, relacional que permita el funcionamiento armonioso y equilibrado de nuestras relaciones. La idea es que si consiguen entender como funciona la relación humana se podrá limitar el impacto de los elementos caóticos y desordenados en nuestras interacciones y por extensión en la sociedad en general.

El problema de Libra es que desde el momento en que identificamos comportamientos como justos o injustos, apropiados/inapropiados, estamos disociándonos de las emociones, las pasiones e instintos tan presentes en las relaciones humanas tanto sean individuales como colectivas. Las emociones e instintos no siguen reglas fijas, objetivas e inalterables, sino que fluyen siguiendo influjos que escapan a toda definición, medición o control. Con frecuencia Libra juzga sus emociones frente a la pauta de lo socialmente aceptable, en vez de hacerlo con respecto a lo personalmente aceptable.

Libra trata de gestionar lo relacional desde los sistemas lógicos y formales que ha desarrollado para tipificar lo que considera una “buena relación”, escudándose en estas estructuras mentales muy poco flexibles que esconden su temor a salir herido de una relación en la que lo emocional lleve la voz cantante. Su temor es el temor del intelecto frente a la vida. Su temor a equivocarse en la toma de decisiones tiene que ver mucho con esto: el terror frente a lo que sucedería si su “mala decisión” nos libera del corsé de las estructuras mentales para entregarnos a las fuerzas ciegas y destructivas del instinto.

Libra, como los otros signos de aire tiene una tolerancia muy baja al dolor emocional, a la herida del abandono. Estos son fenómenos para los que no tienen explicación, no encajan en su visión del mundo y de las relaciones. La irracionalidad, la aparente imprevisibilidad de las emociones pueden ser una pesadilla para Libra. Les resulta aterrador, inmoral, injusto porque no existe una explicación racional para el sufrimiento emocional. Esto no refleja una falta de sentimientos, sino un miedo a abandonarse a ellos, de ser ahogado por la emoción, de no tener herramientas para justificar (y por lo tanto “superar” en el lenguaje del aire) el abandono.